

Mario es uno de los alumnos más fieles de la Escuela de Música. Conoció a través del tiempo todas sus sedes: la del 1er piso de calle Bolivia, la de calle Chile y la de Rodriguez Peña hasta hoy, Julio de 2007. La pasión de Mario es la música toda, pero a través del órgano, él se acerca a su verdadero amor, que es el acordeón a piano (Instrumento que tocó desde pequeño y que aún conserva como una reliquia) Evolucionó de un noble teclado Kawai, a un moderno Casio de 6 octavas sensitivo. Mario lee música escrita para mano derecha y acordes automáticos con bastante soltura y la música que alegre el espíritu es su fuerte. Cuando consigue desconectarse de su infatigable labor como coiffeur en su salón, Mario se sumerge en las partituras y mantiene viva la llama del arte de la música,que sigue siendo su confeso berretín.Comparte aquí con nosotros su interpretación del tema de Andrés Calamaro "Sin documentos"
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